Dios desea que seamos efectivos
como creyentes y produzcamos fruto; no solo un poco sino lo
máximo que pueda producir.
Cuando producen mucho fruto, demuestran que son mis verdaderos
discípulos. Eso le da mucha gloria a mi Padre. Juan 15:8 NTV
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Debemos entender y establecer que algunos hábitos puede ayudar
al creyente a ser fructífero en su vida cristiana. Una de las definiciones de
la palabra hábito que aparece en el diccionario de la Real Academia Española es
el siguiente:
“Modo
especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o
semejantes, u originado por tendencias instintivas.”
Cuando un creyente
constantemente practica cada una de las acciones que compartiremos a
continuación, estas llegarán a convertirse en un hábito en su vida y la
consecuencia de estos hábitos será una vida cristiana fructífera.
Hay 5 hábitos (que también podemos llamar responsabilidades) que
todos nosotros, como cristianos, debemos de seguir para desarrollar nuestra
vida espiritual. Estos elementos no deben de faltar en
nuestro proceso de crecimiento. Todo esto nos llevará a ser
verdaderos discípulos de Jesús. No hay ninguno más importante que otro ni
tampoco hay un orden específico.
En cuanto decidamos, con seriedad, llegar a ser como Cristo,
deberemos empezar a actuar de una manera nueva. Vamos a tener que dejar algunas
rutinas viejas y desarrollar hábitos nuevos, así como cambiar
intencionalmente nuestra manera de pensar.
1
– ADORAR
La adoración va mucho más
allá de hacer “algo religioso”. Es mucho más que cantar, leer la Biblia, orar,
ofrendar. Estas cosas son solo formas para adorar a Dios.
La
adoración es un estilo de vida. Es agradar a Dios en todo lo que hacemos. En nuestro
trabajo, en la escuela, en nuestro hogar… Jesús dijo en Mateo 22:37 que lo más
importante es “Amar a Dios con todo nuestro corazón, con todo nuestro ser y
toda nuestra mente”. Amarlo no solo en la iglesia, si no todo el tiempo. Es
querer agradar a Dios en todo lo que hacemos.
A Dios le interesa más un corazón sincero que le ame, que una
simple rutina. La adoración es y deber ser constante.
Pablo dice en Romanos 12 que debemos de entregarnos a Dios en sacrificio vivo y
agradable a Dios. Cuando adoramos, reconocemos que Dios en nuestro Señor.
Grande es Jehová y digno de suprema alabanza. Salmo 145: 3
También es importante que
aprendamos a alabar a Dios en todo momento. La adoración no debe depender de
nuestras emociones, sino que debe ser una decisión. Dios es bueno, fiel, justo,
santo y por estas cosas y más, podemos adorarle.
Bendice Alma mía a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Salmo 103: 1
Cuando le adoramos también
podemos agradecerle por todas las bendiciones y cuidado que Él nos ha brindado.
2
– CRECER ( DISCIPULADO )
El segundo paso para desarrollar nuestra vida espiritual es el
discipulado. Esto significa recibir instrucción y guía de
parte de Dios, del pastor y líderes.
Usando el ejemplo de un niño, este necesita de la guía de su padre para aprender a caminar, comer, etc. Lo mismo ocurre en nuestra vida cristiana. En el proceso de discipulado es donde aprendemos a madurar. En este paso Dios nos va capacitando y ayudando a ser mejores.
Usando el ejemplo de un niño, este necesita de la guía de su padre para aprender a caminar, comer, etc. Lo mismo ocurre en nuestra vida cristiana. En el proceso de discipulado es donde aprendemos a madurar. En este paso Dios nos va capacitando y ayudando a ser mejores.
Ahora bien, crezcan en la gracia y el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo. 2
Pedro 3:1
Así ya no seremos niños, zarandeados por las olas y llevados de
aquí para allá por todo viento de enseñanza…más bien, al vivir la verdad con
amor, creceremos hasta ser todo como Cristo. Efesios 4:14-15
También te animamos a que:
·
Leas la Biblia
·
Asistas a los estudios
bíblicos de la iglesia.
·
Toma tiempo para leer
libros que edifiquen tu vida.
·
Deja que el Espíritu
Santo transforme tu vida.
·
3
– PERTENECER Y TENER COMPAÑERISMO CON OTROS CRISTIANOS
Cuando venimos a Cristo
llegamos a ser sus hijos, y por la tanto, parte de su familia. Él es nuestro
padre, nosotros sus hijos y la iglesia es nuestra familia.
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio
el derecho de ser hijos de Dios. Juan 1: 12
En el mundo natural, cada
bebé que nace necesita del cuidado, protección e instrucción de una familia. De
la misma manera, necesitamos de la Iglesia para que nos cuide, nos enseñe, nos
ayude a desarrollar nuestra vida espiritual.
Pertenecer
a la Iglesia es vital para el crecimiento. La Biblia dice que
somos parte del cuerpo de Cristo. En la Iglesia nos ayudamos, oramos para cada
persona, velamos por sus necesidades, aprendemos juntos… Cuando pasamos por
momentos difíciles podemos contar con nuestra familia para que nos apoyen, nos
aconsejen, oren por nosotros.
En el nuevo testamento hay
más de 50 referencias con la palabra “unos a otros”, ámense unos a otros,
cuídense unos por otros, oren unos por otros… Recordemos lo que Jesús dijo en
Mateo 22:39 “Amen a su hermano, como a ustedes mismos”.
Congregarnos
es importantísimo en nuestro desarrollo. Es en la Iglesia en donde aprendemos a
amar, a servir, somos corregidos, y podemos gozarnos libremente. Gálatas 6:
2,10 nos motiva a ayudarnos y hacer el bien en especial a nuestros hermanos, la
familia de Dios.
Ningún cristiano es llamado a
vivir una vida aislada y a aprender todas las cosas por sí mismo. Necesitamos de los
pastores, maestros y hermanos en Cristo para que nos guíen y enseñen.
Ten
Cuidado !!!
1 Corintios 12:27 nos dice: “Ahora bien, ustedes son el cuerpo
de Cristo, y cada uno es miembro de ese cuerpo”. Todos somos miembros
importantes. Pero debemos tener cuidado de no desligarnos del
Cuerpo (Cristo). Así como un miembro de nuestro cuerpo moriría
si se aparta, de la misma manera nuestra vida espiritual se
seca, cuando no estamos ligados al cuerpo! Somos una
familia llamada a permanecer junta.
Como dijimos anteriormente, nunca vamos a encontrar una
iglesia perfecta, pero eso no debe ser excusa para dejar
de ir a la iglesia. Tratar de crecer en Fe por si mismos es muy difícil y
podemos llegar a ser presa fácil del enemigo.
4 – SERVIR (NUESTRO
MINISTERIO)
Para poder desarrollarnos
en Cristo, hay un paso muy importante y es el poner en práctica nuestra Fe.
Efesios 2:10 dice: “Fuimos
creados para buenas obras, las que Dios dispuso de antemano a fin de que las
hagamos”
Con
nuestro servicio ayudamos al crecimiento y fortalecimiento de la Iglesia, edificamos y somos ayuda
a nuestros hermanos. Todo lo que aprendemos en el discipulado, lo ponemos en
práctica con nuestro servicio. Cada uno de nosotros tenemos habilidades y
talentos que Dios no ha dado y que podemos usar para el beneficio de la
Iglesia.
El
servicio a Dios es una forma de demostrar nuestro agradecimiento a Él por su amor hacia
nosotros. Es una forma de demostrar nuestra entrega y dar testimonio de que le
amamos.
Hay muchas maneras de servir a Dios. Te invitamos a que te involucres en la iglesia y uses tus talentos y habilidades.
Hay muchas maneras de servir a Dios. Te invitamos a que te involucres en la iglesia y uses tus talentos y habilidades.
A cada uno se le da una manifestación especial del Espíritu para
el bien de los demás. 1
Corintios 12:7
5 – COMPARTIR
(EVANGELISMO)
El 5to elemento para poder
crecer es el compartir con otras personas acerca de nuestra Fe. La gran
comisión que Cristo nos dejó es la de compartir las buenas nuevas a toda
persona. Esto no fue una sugerencia sino una comisión, o sea, un mandato.
Compartir
que Cristo vino para salvarnos.
Todo cristiano es llamado a
llevar acabo esta misión. Hay muchas maneras de hablarles a otras personas
acerca de Jesús. Recuerda que eres un instrumento que Dios quiere usar.
Todo Cristiano es llamado a adorar a Dios, pertenecer y tener
compañerismo con la familia de Dios ( su iglesia ), crecer y desarrollarse por
eso es importante asistir a la iglesia, a los estudios bíblicos, seminarios,
talleres, etc…; también somos llamados a servir en la iglesia utilizando
nuestras habilidades y talentos; de la misma manera llamados a compartir con
otras personas las buenas nuevas.
Escrito Por Cesar de Paz.